La sociedad actual demanda individuos competentes, críticos, autónomos, creativos; ciudadanos capaces de trabajar de una manera colaborativa y de desenvolverse en todos los niveles sociales. Todo ello implica un cambio en la actuación en el aula, nuevas maneras de enseñar y aprender, instrumentos que promuevan aprendizajes más eficaces y centrados en el alumno.
Una de las dificultades que nos encontramos los docentes para mejorar la motivación por aprender de nuestros alumnos, radica en la manera en que evaluamos. La mayoría de los alumnos estudian para aprobar no para aprender y esto es lógico, ya que tradicionalmente, nuestra evaluación se basa o se basaba en exámenes centrados en unos resultados producidos por el alumno de manera puntual y donde no había espacio para que pudiera desarrollar una actitud reflexiva y autónoma.
Con la introducción del portfolio, se introduce también un nuevo método de enseñanza, aprendizaje y evaluación que consiste en aportar, por parte del estudiante, una serie de evidencias que informan sobre su proceso personal y capacidades y, le permiten reflexionar sobre sus esfuerzos, logros y dificultades en relación a una serie de objetivos de aprendizaje y criterios de evaluación pactados previamente.
Son muchas las ventajas que ofrece el portfolio, entre ellas destacaría:
• Permite dar una atención individualizada a los alumnos en su proceso de aprendizaje.
• El alumno gestiona su propio conocimiento y se le hace co-responsable de su evaluación.
• Integra competencias y fomenta el conocimiento transversal.
• Fomenta la autonomía del alumno.
• Facilita la interacción profesor-alumno.
• Flexibiliza el aprendizaje.
• Evalúa a los alumnos de una manera más real y transparente a partir de las evidencias y reflexiones.
• Sirve de auto-evaluación al docente, en cuanto a la adquisición de los objetivos, la adecuación de la metodología utilizada y de los criterios de evaluación.
Entre las principales desventajas:
• Falta de formación y conocimiento por parte del profesorado para implementarlo en el aula.
• Consume una gran cantidad de tiempo tanto para el alumno como para el docente.
• Tendría que desarrollarse como un “proyecto de centro” e implicar a la gran mayoría del profesorado. No tiene sentido utilizarlo en una sola asignatura o que no tenga continuidad en una etapa educativa.
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